jueves, septiembre 28, 2006

El dentado

A caballo regalado no le mires el... en fin, eso que me duele tanto.
Erase una vez que se era, un bocado hermoso y superlativo, habitante torcido de la región gingival del espléndido planeta Mouth. Este habitante bucal tenía una pequeña némesis que hacía su feliz vidda un tanto desdichada con sus frecuentes presiones contra él. Un día, el desdichado bocado, desesperado, le contó a su alto amigo el bulbo raquídeo las penalidades que estaba pasando. El bocado sabía que su amigo no podía guardar un secreto, y que seguramente se lo acabaría contando a todos los conocidos de ambos, pero estaba tan dolido y se sentía tan desgraciado que le dio igual. Y así fue, al poco tiempo la gran familia Cuerpo estaba al corriente de todas las penalidades del bocado, y el cabeza de familia, el señor Cerebro, decidió tomar cartas en el asunto, demandando ayuda a un especialista de bocados.
Un par de semanas después el especialista sentó a la familia Cuerpo en una gran butaca, muy cómoda, u comenzó a pinchotear al bocado un anestésico; iban a quitarle a su némesis! Bocado estaba realmente nervioso, como toda la familia, y las presiones y los instrumentos que urgaban en él no lo tranquilizaban especialmente, pero como no sentía ya nada, la operación no le dolió.
Al salir la familia cuerpo le invitó a un helado, porque solo podía tomar cosas frías y líquidas, y aunque no podía sonreír, se puso muy contento.
Pero al día siguiente el bocado estaba muy dolorido. Los anestésicos ya habían dejado de funcionar, y ahora solo quedaba el dolor y la hinchazón, y lo estaba pasando fatal, porque las medicinas que le había mandado el especialista no parecían hacer efecto. Pero como el bocado era muy paciente, decidió esperar al día siguiente, pensando que tal vez era demasiado pronto para que se le aliviasen los dolores. Y al día siguiente... estaba igual!!! Era horrible!!! su némesis nunca le produjo tal dolor, y casi se arrepintió de haber hecho caso al señor Cerebro.
Tan hinchado estaba el bocado, que su primo el carrillo, que vivía justo a su lado, tuvo que moverse hacia fuera para delarle más espacio, y parecía que había crecido tanto como 3 carrillos juntos. Dentado se disculpaba con él muy a menudo, y aunque carrillo estaba moelsto, nunca le regaño ni se enfadó con él. Menudo duo formaban! Todas las personas que pasaban por delante de sus casas se paraban a mirarlos, y el dentado enrojecía de vergüenza.
Así continuaron durante un tiempo, y el dentado tardaba muuucho en deshincharse, y ya estaba harto del calor que despedía su hinchazón y de que todos le mirasen y le cotasen lo que hizo algún dentado conocido suyo. Todas las noches se miraba al espejo para ver si había perdido volumen, y una vez hasta se midió con cinta métrica.
Y poco a poco fue recobrando su tamaño, y una amable enfermera le retiró los puntos que le había puesto el especialista.
Y para celebrarlo, la familia entera viajó a Amsterdam!!!
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